La inclusión se ve como el proceso en el cual se identifican y se crean estrategias para responder a aquellas necesidades que enfrentan ciertos estudiantes para de esta manera eliminar las barreras físicas y sociales que puedan estar afectando en el desarrollo del niño. Aunque la meta de una educación inclusiva es realizar modificaciones para lograr la mayor adaptación del individuo en la sociedad, ¿Realmente la sociedad logra adaptar al individuo?
Las barreras físicas es uno de los ejemplos más denunciados por estas personas y en caso de la niñez por sus padres ya que crean un gran problema para el niño poder disfrutar o desarrollarse de manera libre, las deficientes infraestructuras en los centros educativos, el difícil acceso a muchos de estos centros han provocado que se denuncien este tipo de situaciones.
La meta de la educación inclusiva es que todas las personas, con y sin alguna discapacidad, aprenden juntos en las diversas instituciones educativas regulares con un área de soportes apropiada, en donde se le brinde la mayor calidad a la hora de poder emprender con sus estudios y actividades diarias.
Más que el tipo de institución educativa a la que asisten los niño/as, tiene que ver con la calidad de la experiencia; con la forma de apoyar su aprendizaje, sus logros y su participación total en la vida de la institución.